Una finca en la Tramuntana para pasarse todas las vacaciones
Feliu Rullan y Victoria Vidal, del estudio mallorquín BonVivant Concept, se propusieron un reto para esta vivienda: reflejar la tradición desde una lectura contemporánea, mezclando lo rústico con toques art nouveau desde una visión minimalista. Un desafío ambicioso que consiguieron superar con creces, pese a su joven trayectoria en el sector.
Les Cases de Son Serra es una finca agrícola de 1773 dividida en dos bloques.
El primero, con un reloj de sol de 1867 en la fachada, estaba equipado con una humilde cocina de leña tradicional mallorquina, y ahora en su espacio encontramos una chimenea en forma de homenaje.
Para construir su base y los escalones de la planta baja han reutilizado la piedra del pavimento por el que pasaba antiguamente el ganado para acceder a la tafona (que han conservado intacta), donde se molían la aceituna y el grano. Además, para evocar ese primitivo paso de los animales, optaron por losas de Binissalem de doce centímetros de grosor, manufacturadas ahora pero con aspecto tradicional.
El segundo bloque fue levantado en 1909 con elementos neogóticos y modernistas propios de la construcciones de la época, como las cuatro ventanas en arco que adornan la fachada. Allí se encontraba la antigua capilla de la finca, que estaba muy deteriorada y no pudo ser rescatada. En su lugar, otro santuario, esta vez de culto al cuerpo, con una bañera donde relajarse mientras se disfruta de unas vistas maravillosas.
Para lograr coherencia entre ambas edificaciones, se optó por mantener los diversos estilos de la vivienda, mezclando el carácter rústico y austero de sus inicios con la elegancia clásica del modernismo mallorquín. Y como remate final, algunos toques contemporáneos que se basan en la pureza de las formas y prescinden de elementos superfluos.
El color también cumple un papel fundamental, una paleta de colores terrosos, desatorados y con matices sobrios. Esto le da unidad y atemporalidad a la reforma, materiales naturales y característicos de las construcciones de Mallorca, como la madera maciza, el trispols –una técnica para realizar pavimentos continuos muy típica en las casas de la isla–, el hierro, el latón y la cerámica.
Y para añadir un toque sofisticado a la altura de sus habitantes, las piezas de mobiliario, de las que algunas son creación del propio estudio de diseño como la mesa del comedor que se complementa con la escultural lámpara Nuvol Chandelier 10 lamps de Contain, y las sillas Modern Mackintosh, de Lasanta&Co. Cada uno de los elementos que modulan las estancias son de diseñadores y establecimientos de la isla, lo mismo que el arte y la artesanía, una gran apuesta por el talento local.
El resultado es un espacio fluido y lleno de carácter donde las piezas contemporáneas acercan lo rural al presente más cosmopolita.