Sophia H. Bennett: los primeros pasos de la mujer en el MIT

31 Mar, 2023

Si alguien experimentó en primera persona el machismo inherente de 1870 fue ella, la primera mujer egresada de la licenciatura de arquitectura del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y que nunca llegó a ejercer como tal.

Sophia Hayden Bennett, arquitecta estadounidense de ascendencia chilena, fue sin duda un claro ejemplo de lo que el machismo de la época se llevó por delante. Una carrera prometedora que nunca se llegó a iniciar, porque nunca hubo un lugar para ella.

Nacida el 17 de octubre de 1968 en Santiago de Chile, a la edad de seis años fue enviada a Boston con sus abuelos paternos. Estudió en el West Roxbury High School donde ya empezó a interesarse por la arquitectura, y fue en el 1890 cuando se graduó con honores en esa carrera en el prestigioso MIT. A pesar de su gran talento y sus excelentes notas, su condición de mujer le cerró prácticamente todas las puertas.

Tras una búsqueda incesante y fallida por encontrar empleo en este sector, Sophia se resignó a trabajar como maestra de dibujo técnico en un instituto. Poco después, las mujeres arquitectas fueron invitadas a participar en el concurso de diseños para el Edificio de la Mujer en la Exposición Universal de Chicago, también llamado World’s Columbian Exposition, que celebraba el cuarto centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón. Hayden ganó el primer premio entre otros 13 participantes a la edad de solo 21.

El edificio que llevó a cabo para ese proyecto le costó un premio por “su delicado estilo, gusto artístico, genialidad y elegancia del interior”, a la vez que una lluvia de críticas por descontentos arquitectos que discrepaban no solo con la obra de Sophia, sino también con su condición de mujer en ese, hasta entonces, mundo de hombres.

En 1894, Bennett diseñó un monumento para los clubes de mujeres en los Estados Unidos, pero sin embargo, este nunca llegó a construirse.

Tras los frustrantes intentos de querer avanzar en un gremio en el que no era bienvenida, Sophia acabó renunciando a la arquitectura y trabajó varios años como artista hasta su muerte el 3 de febrero de 1953.