La Viena de Otto Wagner
Si se habla de la arquitectura de Viena, hay que hacer parada obligatoria en Otto Wagner, arquitecto austriaco que se convirtió en el máximo exponente de la Sezession vienesa y uno de los pioneros del movimiento moderno.
Nacido en el seno de la alta sociedad vienesa, comenzó sus estudios en la Technische Hochschule de Viena y los completó en la Escuela de Arquitectura de la Academia de Viena.
En sus primeros años realizó diversos edificios en Viena, algunos por encargo del emperador Francisco José de Austria, pero todos vinculados al estilo historicista. Estas obras eran robustas y sobrias, con espacios abiertos, una distribución ordenada en escuadra y otorgaban una gran importancia a la plaza y las calles.
Un tiempo después, Wagner empezó a interesarte por el planeamiento urbanístico, y en la década de los noventa, recibió el encargo del nuevo proyecto de ampliación de Viena. Pese al empeño que puso diseñando varios edificios de estilo Modernista y Jugendstil, al final solo acabaron construyendo la red de ferrocarril urbano (Wiener Stadtbahn) y la canalización del Danubio.
Y es que, si por algo el estilo de Otto Wagner está tan presente en toda Viena es precisamente ellas, las estaciones de metro, así que si alguna vez visitas la capital y decides tomar uno, podrás comprobar en primera persona que el ADN artístico de Wagner se encuentra impregnado por todas partes.
En 1897 Otto, junto con otros 18 artistas, fundaron el grupo “Secesión en Viena” con el fin de renovar el arte clásico de la época. Fue aquí cuando desarrolló un estilo con formas cuasi-simbólicas a las de la modernidad que estaba por llegar, y que podemos observar en algunas de sus composiciones, como la Casa Majolica.
Otras de sus obras más significativas, emblemáticas y conocidas fueron:
Caja Postal de Viena, considerada una obra clave de la modernidad europea y del fin de siglo vienés.
Iglesia Steinhof, la primera iglesia moderna de Europa.
Sinagoga de Rumbach.
Finalmente, Wagner falleció en Viena hace más de un siglo, en abril de 1918, aunque observando el legado y la influencia arquitectónica que nos dejó, no hay duda de que su esencia se mantiene igual de viva que el primer día.