La arquitecta que cambió para siempre los interiores de nuestras casas
Hija de sastre y modista de alta costura, Charlotte Perriand nació en 1903 en París. Sus grandes habilidades para el dibujo hicieron que su madre la alentara a matricularse en la Escuela de la Unión Central de Artes Decorativas en 1920, para estudiar diseño de mobiliario hasta 1925. Frustrada por el enfoque defendido por la escuela, encontró inspiración en la maquinaria de los coches o las bicicletas que veía por las calles de París.
Se dio a conocer a los 24 años con su «Bar sous le toit» de acero cromado y aluminio presentado en el Salon d’Automne de 1927.
Su nombre comenzó a ser conocido, pero no se conformó con crear diseños solo para gente adinerada, quiso trabajar con Le Corbusier y crear una producción en serie para viviendas de bajo coste. Aunque cuando solicitó trabajar en Le Corbusier, fue rechazada: «Aquí no bordamos cojines» le dijeron.
Un mes más tarde, visitaron el Bar sous le toit en el Salon d’Automne, y quedaron tan impresionados que le ofrecieron un trabajo en diseño de muebles.
En 1927 inició una andadura en común de más de diez años con Pierre Jeanneret y Le Corbusier, allí se encargó del trabajo de interiores y en 1928 diseñó tres sillas: la silla con respaldo de sling B301, la silla LC2 Grand Confort y la chaise longue B306.
Colaboró también con Le Corbusier en numerosos proyectos de arquitectura, diseñando los equipamientos para diferentes viviendas como La Roche-Jeanneret y Church en Ville-d’Avray, así como los interiores del Pabellón Suizo en la Ciudad Universitaria y de la Ciudad Refugio de l’Armée du Salut, ambos en París.
En 1930, junto con René Herbst y Pierre Chareau se convirtió en uno de los miembros fundadores de la UAM (Union des Artistes Modernes), con el fin de organizar cada año una exposición internacional.
A partir de los años 1940 su estilo se vio fuertemente influenciado por la estética oriental tras una estancia en Japón, donde entró en contacto con el movimiento Mingei.
Entre 1967 y 1982, Perriand proyectó y construyó las tres estaciones de esquí de Les Arcs, situadas a 1600, 1800 y 2000 metros de altitud, donde había que alojar a 18.000 personas.
Murió en París el año 1999 con una larga y fructífera vida dedicada al diseño y la arquitectura.