Interiorismo para trabajar desde casa
Ayer volví a ver a mi amigo Josep Vicent. Es uno de esos tipos que durante un tiempo nos enredan la vida y luego desaparecen y más tarde, mucho más tarde, cuando ya no te lo esperas, te los encuentras en una calle de tu pueblo, con una camiseta del Flamengo, golpeando un cigarrillo apagado contra el metal de la mesa del bar como si estuviera pensando en algo muy importante o como si recordara los compases de un tema de los Stones.
Aún a riesgo de no volver a casa en cuatro o cinco días o de acabar embarcado en la pesca del cangrejo rey en Alaska lo saludé. Debía de tener el sol a la espalda, porque Josep Vicent levantó la cabeza y me miró con los ojos entornados. ¿Xavi? Diez minutos después, en su casa, abría para mí una cerveza con el mango de un tenedor: “te lo juro tío, yo tenía un abridor en alguna parte”.
Y aquí viene el meollo del asunto.
Josep Vicent ahora dice que es guionista, escritor, periodista freelance, blogger y todo lo que permita estar en casa mucho rato aporreando teclas, viendo vídeos graciosos en youtube y comiendo patatas fritas. Y a mí me parece muy bien, oye. El problema es que como tanta otra gente que trabaja en casa no es capaz de separar su espacio de descanso de su espacio de obligaciones. Y eso quema. A la larga, si uno no quiere acabar como el bueno de Jack Nicholson en El Resplandor, tiene que aprender a diferenciar.
Así que se me ocurrió dedicarle este post. A él y a todos los que trabajáis desde casa. He recopilado unos pequeños consejos de decoración para trabajar desde casa.
Una buena idea es delimitar perfectamente cuál va a ser nuestra oficina. Yo recomiendo que sea una habitación en la que no se vaya a hacer otra cosa, porque puede ser muy frustrante sentarte a ver Pasapalabra mientras la luz del portátil nos recuerda que somos unos zánganos. Así que mejor habitación aparte y bien iluminada. Es importante que entre buena luz natural y, oye, si una vecina llama a gritos a su hijo te puede inspirar una estupenda comedia napolitana.
Para el escritorio, nada de horrores tipo regalo-primera-comunión. Niet. Si te vas a dejar las pestañas, hazlo con estilo. Elije una mesa que te guste; ten en cuenta que vas a pasar muchas horas mirándola. Y una buena silla, ergonómica, cómoda, no vaya a ser que te dejes la espalda en una escena de riesgo.
Ya puestos, hazte un calendario. Te valdrá una pizarra o un corcho de pared. Allí pondrás cuidadosamente todas las tareas que no vas a hacer, pero ¿a quién no le gustan los post-it de colores? Es importante hacerte con un archivador espacioso, de mesa o de suelo. Y si te quieres echar el pisto, aprovecha las paredes para poner estanterías hechas por ti mismo. No es difícil y el resultado es espectacular. ¿Más cosa? Pues tantas como te dé la imaginación. Ten en cuenta que va a ser tu santuario y tú eliges el estilo.
Ah, Josep Vicent me contó que está escribiendo una novela ambientada en La Marina.
Llevaba una página, creo.
(vía)