El Brutalismo: Un Eco a la Bauhaus

25 Feb, 2025

El objetivo de la Bauhaus, en palabras de Gropius, consistía en aspirar a la obra de arte total a través de un esfuerzo compartido: «¡Arquitectos, escultores, pintores, todos hemos de volver al artesanado! decía Walter.


La Bauhaus (casa de la construcción) fue fundada en Weimar en 1919, cuando Walter Gropius (1883-1969) unió la Escuela Superior de Artes Plásticas con la de Artes y Oficios del gran ducado de Sajonia. Sus objetivos eran claros; tenían predilección por la funcionalidad, la racionalización y el minimalismo, eran seguidores de la producción industrial y adoraban toda la elaboración artesana que se reflejaba en sus obras.  El arte, la estética y la belleza era los pilares que se apoyaban durante toda la corriente. En la Bauhaus se compartían conocimientos entre maestros, artistas y alumnos. No había diferenciación de clase,  ni entre hombres y mujeres para ingresar en este centro. Después con la entrada de Hitler al poder, la escuela se descompuso y muchos de sus integrantes tuvieron que exiliar a Gran Bretaña y EEUU.

En Europa, como consecuencia de estos años de guerra, nació el Brutalismo. Así nació la llamada “Trinidad racionalista” como: Walter Gropius, Mies van der Rohe y Le Corbusier, quienes con su trabajo le dieron forma a la arquitectura brutalista. Esta corriente reinterpreta la idea de que la “forma sigue a la función”, es decir, primero se busca la funcionalidad de un edificio y después se adorna con la estética y la belleza.

Una de las figuras más representativas de la BAUHAUS es, sin duda, Walter Gropius. Tuvo una visión claramente revolucionaria para la época y buscó la fusión entre el arte, la artesanía y la tecnología. Diseñó el famoso edificio de la Bauhaus en Dessau, un icono de la arquitectura moderna.

 

El Brutalismo

Esta corriente se caracteriza por las formas simples, geometría angular y líneas repetitivas en la construcción. Es decir, son bloques, probablemente en diferentes tamaños y alturas, pero siempre en un solo material en bruto, como lo dice su nombre. Se evitan adornos, acabados, colores o materiales extras. Se trata de una arquitectura cruda y funcional que ofrece estabilidad, durabilidad y funcionalidad sin prejuicios, ni lujos, ni adornos excesivos; simplemente lo necesario para llevar una vida un tanto más agradable en medio de las ciudades. A partir de ahí se empezaron a utilizar materiales como ladrillos, acero, cristal, piedra y, claro, hormigón, para dejar expuestos los materiales y las texturas.

El brutalismo como carácter político fue asociado con regímenes políticos comunistas, pues uno de sus mayores desarrollos fue en la antigua Unión Soviética y fue pensado para crear espacios iguales para todos. Surgió después la Segunda Guerra Mundial por la necesidad de una reconstrucción rápida y económica que impulsó el uso de materiales como el hormigón armado, y se convirtió en un sello distintivo del brutalismo.

Cabe mencionar a Le Corbusier (1887-1965), máxima representación y considerado uno de los pioneros del brutalismo, su obra "Unité d'Habitation" en Marsella es un ejemplo paradigmático del uso del "béton brut" (hormigón crudo).




 

Entre la Bauhaus y el Brutalismo existen puntos en común como: la búsqueda de la verdadera funcionalidad en la arquitectura,  la utilización de materiales modernos, el afán por la experimentación y la innovación con un chorro de pura creatividad. Pero también debemos hablar de los sus puntos divergentes o los que las diferencian como: la búsqueda de la estética en la Bauhaus y de la elegancia,  y el contexto social cuando surgió el brutalismo después de la guerra y alejado de los gloriosos años 20 con la escuela.

 

Actualmente conocemos un poco más esta relación gracias a la película “The Brutalist”, ganadora de tres Oscar dirigida por Brady Corbet, donde Adrien Brody que alzó la estatuilla como mejor actor, interpreta a László Toth, un arquitecto que huye de la guerra en Europa. No es una biografía de Walter Gropius ni de ningún otro arquitecto en particular, sino una obra de ficción que se inspira en figuras históricas y en esta corriente arquitectónica para hacer una dura crítica a los personajes que ostentan el poder. Nos muestra la evolución de los principios de la Bauhaus hacia el brutalismo, esa búsqueda de reconstrucción y de supervivencia a toda la guerra que sacudió Europa. Comparte claramente con la Bauhaus la honestidad en los materiales y la funcionalidad. El brutalismo lleva estos principios a un extremo, mostrando la crudeza del hormigón y creando estructuras masivas y expresivas. Escenas e interpretaciones que nos hacen reflexionar sobre las consecuencias de una guerra tan dura como fue, la segunda Guerra Mundial. Los efectos de la violencia y cómo las personas surgen de esta situación aferrándose a reconstruir, a seguir y a vivir mediante la importancia del arte como forma de expresión y legado.