Ca na Terra: así es la casa más sostenible del mundo
Si pensamos en llevar una vida sostenible, la mayoría nos imaginamos yéndonos a vivir al campo, olvidándonos de las telecomunicaciones, de la electricidad, cosechando nuestros propios alimentos... Casi una vuelta al pasado. Y la verdad es que es una de las opciones más viables, pero no la única.
En arquitectura son cada vez más los avances en viviendas sostenibles, diseñadas para minimizar el consumo energético y de agua, sin perder lujo ninguno. Os hablamos por ejemplo de la que se considera actualmente la casa más sostenible del mundo, diseñada y construida bajo los exigentes criterios del sello alemán Passivhaus.
Habitada por una familia de Ibiza, una de las principales características de esta casa es la hermeticidad: un sistema automatizado, silencioso e invisible que extrae el aire viciado y lo reemplaza con aire fresco del exterior, manteniendo siempre una temperatura idónea para el confort. Esto quiere decir que no es necesario abrir las ventanas, aunque tampoco nada lo impide.
Toda la energía de la vivienda procede de las placas solares que cubren cada uno de los 210 metros cuadrados de la azotea. La mitad del consumo de agua se cubre con la lluvia y el resto, con camiones de suministro. Es decir, la casa no tiene ningún suministro eléctrico, de gas o de agua.
Sus habitantes aseguran sentirse más descansados, con mayor energía, respirando un aire más ligero y con menor tendencia a resfriarse.
La estructura de Ca na Terra es íntegramente de madera, y su diseño y construcción ha servido al equipo de Terravita (estudio responsable del proyecto) para prever un futuro inminente en el que todas las casas puedan ser así.
Pero aunque sean sostenibles con el medio ambiente, ¿son sostenibles en la economía del ciudadano medio?
Una casa de estas características cuesta entre un 1 y un 10% más que una casa convencional de acabados similares: ventanas de triple acristalamiento, electrodomésticos de bajo consumo y suelo de bambú. Claro que en el cálculo no está incluido el sistema de captación de energía ni de recaptación y reciclaje de agua. Pero la empresa constructora asegura que, al no tener que pagar facturas, la inversión se amortiza entre 5 y 7 años.
¿Os atreveríais a hacer esa inversión por un futuro mejor?